– Pueden generar competencia y deteriorar cooperación entre compañeros.
– Pueden estropear relaciones laborales entre subordinados /supervisores.
– La vinculación del salario a objetivos puede fomentar un pensamiento único. La vinculación de los incentivos financieros a la consecución de objetivos puede provocar enfoque estrecho y evitar tareas importantes.
– Muchos empleados no creen que el salario y el rendimiento tengan relación alguna. Es difícil para los empleados determinar hasta qué punto sus firmas lo están haciendo.
– Los planes individualizados pueden ir en contra de objetivos de calidad. Normalmente programas individualizados no recompensan a empleados por ayudar a otros trabajadores o por coordinar las actividades con otros departamentos.
– Los programas individualizados fomentan la falta de flexibilidad organizacional (los supervisores controlan recompensas y los planes individuales de recompensa del rendimiento fomentan dependencia de supervisores).