Las crísis económicas desde la mirada de las empresas privadas siempre son oportunidades de desarrollo y reposicionamiento.
El contexto actual fija las nuevas reglas de juego. La sociedad está de cambios y dentro del mercado laboral no siempre las personas y las organizaciones están en condiciones de entablar acuerdos fructíferos para ambos.
Bien claro queda en la obra Formación y Empleo de los autores Enrique del Rio y Lola Riesco, la formación aparece como un instrumento facilitador para obtener un puesto de trabajo, sin embargo, no todos los que reciban formación tendrán empleo, sino aquellos que estén mejor formados.
Todos los especialistas en Recursos Humanos coinciden en que : hay ofertas de empleo que cada año, quedan si cubrir por la falta de formación entre los candidatos al empleo.
Dicho de otra manera hay muchos puestos para los que se requiere determinada formación o destreza que es distinta a la que puede satisfacer la capacitación de los parados.
En síntesis en tiempos de crísis siempre hay puestos de trabajo sin ocupar por falta de especialistas preparados en el momento preciso.
Por ello se explica que mientras muchos luchan por encontrar un empleo acorde a sus necesidades las empresas luchan por no poder cubrir todos los puestos con las personas con formación acorde a sus necesidades.
La problemática de la poca estabilidad en el empleo se debe también a un viejo asunto. Los empleados en dificultades se dividen en tres grandes grupos:
- Los que tiene un empleo que no merecerían tenerlo
- Los que tiene un empleo y cumplen con lo «justo» y nada más
- Los sobreocupados
Estos tres grupos son al mismo tiempo las víctimas y victimarios de la inestabilidad laboral.
Una buena capacitación de parte de los responsables del departamento de Recursos Humanos que los forme para una correcta eleccion del personal seleccionando por «competencias» es el desafío de esta etapa socioeconómica.