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Psicología, la ciencia de la conducta

El primero en acuñar el término psicología fué el pensador aleman Philipp Melanthon (1497-1560) aunque su difusión se la debemos más al filósofo germanopolaco Christian Wolff (1679-1754) con su distinción entre una “psicología racional” puramente deductiva y racional y una “psicología empírica” basada en la experiencia y la observación. Sin embargo, esta disciplina ya era estudiada sistemáticamente en los tiempos de Aristóleles “El Estagirita” (384-322 a. C.), cuando trató la psique en sus obras De Anima (“Sobre el Alma”) y Psicología .

Etimológicamente la voz “psicología” significa “ciencia del alma” (“psyché” = alma, y “logos” = explicación, ciencia). Este término ha sido empleado a lo largo de la historia de la propia psicología, y en la actualidad adquiere distintos significados que afectan al estudio académico que de ella ha hecho distintas universidades. Entre estos significados o definiciones están los de “ciencia de la mente”, “ciencia de la experiencia inmediata” (Wundt“) y, en época más reciente, “ciencia de la conducta”.

A lo largo de más de 2500 años, la historia de la psicología ha estado unida otras disciplinas: filosofía, religión, fisiología, medicina, sin embargo con el tiempo y sobre todo a partir de finales del siglo XIX comienza a alcanzar entidad propia como ciencia y profesión independiente y respetada, comparable a las ciencias naturales y a la medicina misma.

La discusión sobre cual es el objeto de la psicología ha sido larga y profunda, pero en nuestro caso, adoptaremos aquella que no nos aleje mucho de esta vocación científica y empírica de otras ciencias naturales. Por ello, la “ciencia de la conducta” nos parece una definición simple que, al menos, hace referencia al principal objeto observable resultado de la psique, la conducta.

Lo que al fin y al cabo nos importa son los resultados, ¿No es así?

Los primeros estudiosos de la conducta: Alcmeón y Empédocles

Los psicólogos griegos fueron predominantemente atenienses, excepto unos cuantos de los primerísimos investigadores: Alcmeón, Empédocles y Demócrito, que estuvieron influenciados por el filósofo griego Pitágoras (580-500 a.C.) de Safos. Obligado a salir de su ciudad natal, Pitágoras marchó al sur de Italia, estableciendo su academia en Crotona, desde donde emanó su influencia, que se extendió por la mayor parte de la Magna Grecia.

El primer psicólogo fisiólogo

Alcmeón de Crotona (Siglo VI a. C.) está considerado como el primero que emprendió disecciones anatómicas con fines de investigación. Aplicando la noción pitagórica de la armonía cósmica entre un par de contrarios, teorizó sobre la normalidad o buena salud consistente en un balance, equilibrio o isonomía de las leyes de la naturaleza, anticipándose a Hipócrates.

Explicó la visión “mediante reflexión en el elemando diáfano” del ojo, considerando que el ojo ve por entre el agua que lo circunda. La audición se realiza a través de un vació resonante en el oido al transmitir el sonido hacia adentro mediante ondas de aire, siendo resonante el vació (o vaciós). De este modo suministró el antecedente de la teoría de la resonancia de la audición de Helmholtz. El gusto lo explico por la humedad, el calor y la blandura de la lengua.

Teoría de la percepción

Empédocles de Agrigento (495-435 a.C.), otro discípulo de Pitágoras, fue el primero que introdujo una hipótesis de la percepción sensible al teorizar que lo mismo percibe lo mismo.

La teoría de la audición

Teofrasto de Lesbos (377-285 a.C.), resumió la teoría empedocleana de la audición:

“La audición… está causada por los sonidos exteriores. Pues, cuando (el aire) es puesto en movimiento por la voz, hay un sonido en el oído, pues oír es como el sonido de una campana en el oído, al que llama el “nódulo carnoso”. Y, al ser puesto en movimiento, el aire golpea las partes sólidas y produce el sonido (Dox. 478).”

Con su teoría de la “emanación” o de que “lo mismo percibe lo mismo”, Empédocles suponía que “con la tierra vemos la tierra, con el agua vemos el agua, en el éter el éter divino, con el fuego vemos el fuego aniquilador, del mismo modo que con el amor (percibimos) el amor y con el odio el funesto odio” (Aristóteles, De Anima, lib. 1, cap. 2, 404)

One Comment

  • Daniela

    Me gusto el contenido de este artículo, ofrece la información más relevante del tema, me ayudo bastante. Le mando una felicitación el autor.

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